En tierras de Maicandil y por su situación estratégica se construiría a finales del siglo XIX la llamada "Fábrica de Azúcar". Además de una profunda transformación favorable para la economía de una población maltratada por la escasez, significó la modificación radical del paisaje agrario, incorporando a su espacio un importante complejo hídrico que cambiaría el cultivo de muchas de las tierras llanas que, con una larga tradición cerealista desde finales del siglo XVII cuando desaparece el Ingenio Chico, pasan a ser tierras de regadío.
En 1870 José Ortiz, Eduardo García y Marcos Llamazares escrituraron como sociedad la "Industria Azucarera de San Luis de Sabinillas" para el cultivo de caña dulce y fabricación de azúcares. Tres años después la empresa Llamazares Martínez y Cía., solicitaría la creación de la Colonia Agrícola denominada San Luis, acogiéndose a la Ley de Colonización de junio de 1868. Dicha empresa adquirió parte de los terrenos que desde Maicandil llegaban al Barronal o zona marítima y creó junto al cortijo y venta de Sabinillas un poblado rural. Las chozas que habían invadido estos terrenos irían desapareciendo según fueron colonizándose, ya amigablemente, ya judicialmente.
La Fábrica se encontraba dentro de un recinto cerrado de 56.000 metro cuadrados, provista de la maquinaria más moderna de la época. Los trabajos habían comenzado y todas las tierras que pudieron se dedicaron al cultivo de la caña, lo que propició un auge económico de gran trascendencia para los vecinos de Manilva que, en general, habían estado sumidos en la pobreza. Prácticamente toda la población, de una u otra manera, estaba dedicada a las necesidades de mano de obra de esta industria y se decía que el tiempo que estuvo funcionando la fábrica no faltó trabajo para nadie en el pueblo. También fueron muchos los vecinos de otras poblaciones que acudieron buscando trabajo. La posada-mesón cercana a las instalaciones se convirtió en cita obligada y aparecieron las primeras viviendas para los trabajadores especializados de esta industria.
En 1878 los señores García Romero, Martínes y Ortiz, propietarios de la Colonia Agrícola, dejan de serlo al estar endeudados con los Larios y son absorbidos por ellos, viéndose obligados a enajenar sus propiedades.
Tras las muerte del primer marqués de Larios sus hijos apostaron por las inversiones azucareras y sobre todo por las posibilidades inversoras que le proporcionaba la compra de tierras. El control de la tierra permitió inversiones puramente agrícolas: se construyeron nuevas viviendas para trabajadores, un puente en el arroyo Maicandil, se acondicionaron caminos, un espigón para la carga de los barcos o una capilla dedicada a San Luis. El sistema de riego mejoró considerablemente, realizándose obras de gran envergadura para la captación y canalización del agua. Las acequias, que desde el siglo XVI discurrían flanqueando la vega, se reformaron o se abrieron nuevos canales. Asimismo, se reforzaron de obra de fábrica algunos tramos de su recorrido y se acondicionaron los cruces del canal con los caminos. Se edificó la Noria alta, también llamada "Casa de la bomba" y la noria baja. También en Maicandil se construyó una gran alberca que regularía el agua para la Fábrica. Con estas obras se aportaba el agua necesaria en las zonas costeras que así lo requerían.
Las vegas de la Duquesa Alta y Baja se regaban con las aguas del arroyo de Alcorrín, para ello se construyeron acequias y la presa de Alcorrín, manífica obra de ingeniería civil del siglo XIX.
Después de la Guerra Civil se derribó la chimenea de ladrillo de la Noria alta y se desmantelaron las instalaciones.
Cuando dijeron de desmantelar las instalaciones y derribar la chimenea de la fábrica, la noticia se difundió rápidamente en Manilva, mucha gente del pueblo bajó a la costa para verla por última vez. El tiempo de su existencia fue referente visual en la costa. En 1949 la Caja de Ahorros de Ronda adquirió la parcela de la Colonia Agrícola y el 13 de agosto de 1950 se abrieron las puertas de la que sería Colonia Infantil Veraniega.
Informe realizado por el historiador D. Marcos Vazquez Candiles presentado a la Junta de Andalucia.