Un ciudadano inglés fue avisado el 28 de mayo de que había gente en su vivienda. El martes aterrizó su avión y horas después fue ingresado. Según declaró, fue golpeado con una botella en la cabeza y le hicieron cortes con los cristales.

Sangrante caso de okupación en el municipio de Manilva. Un ciudadano inglés, que cogió un avión desde su país al ser informado por los vecinos de que unos individuos se habían instalado en su residencia vacacional, tuvo que ser hospitalizado tras recibir una paliza cuando exigió a los okupas que se marcharan del domicilio. Según su testimonio, le propinaron varios botellazos en la cabeza y sufrió numerosos cortes en la espalda y otras partes de su cuerpo que supuestamente le causaron con los cristales rotos. Cuando acudieron efectivos de la Policía Local y la Guardia Civil, “le dijeron que presentara una denuncia” después de recibir asistencia médica.

La agresión se produjo el pasado martes, aunque todo comenzó días atrás. Fue el domingo 28 de mayo, cuando los vecinos de un complejo residencial con aproximadamente 700 viviendas —cuyo nombre piden que no se dé para evitar el efecto llamada—, se percataron de que alguien estaba residiendo en la casa de Michael, y que incluso había instalado una alarma. “Le llamaron y le preguntaron si había alquilado su piso. Contestó que no, entonces le explicaron que había gente viviendo en ella, por lo que dijo que cogía un avión y venía a ver qué ocurría”, relató a El Confidencial una portavoz de la comunidad.

El hombre, de 52 años de edad, viajó de Inglaterra a Málaga el martes por la mañana y sin pausa se desplazó a Manilva, localidad ubicada a unos 100 kilómetros de la capital malagueña. A su llegada al complejo, algunos residentes le aconsejaron que llamase a las fuerzas de seguridad, pero el hombre se negó. “Entonces le dijimos que íbamos con él, pero nos respondió que no nos preocupásemos, que iría solo”.

Lo que ocurrió en el interior del inmueble deberá dilucidarlo la justicia, pero el resultado fue la imagen de Mike, como también lo conocen, completamente ensangrentado pidiendo ayuda. “Le dieron una paliza entre varias personas. Le atacaron con una botella y con los cristales le provocaron cortes” en distintas partes del cuerpo, afirmaron los vecinos que les contó, quienes agregaron que, “en la espalda, por ejemplo, tenía una herida de diez centímetros”. “Un poco más, y se lo cargan”.

“Uno de ellos rompe una botella con la que propinó varios golpes en el cuerpo y la cabeza mientras forcejeaba”, se recoge en la denuncia.

El parte de lesiones emitido por el hospital Costa del Sol de Marbella, al que ha tenido acceso este periódico, detalla que el herido presentaba dos fracturas en un dedo, “cortes en la fosa renal izquierda, zona dorsal y costado izquierdo”, así como otro en el “cartílago del pabellón auricular izquierdo y mastoides”. En la denuncia que el jueves interpuso en la Guardia Civil, el agredido manifestó que cuando llegó a la puerta de su domicilio trató de abrir con su llave. Al comprobar que habían cambiado la cerradura, llamó en varias ocasiones al timbre sin que nadie abriese. “Debido a que pudiera tratarse de una presunta okupación, el dicente observa que una de las ventanas de su vivienda se encuentra abierta, por lo que decide saltar a su interior pensando que no había nadie”.

Michael accedió al balcón del apartamento contiguo, “percatándose que allí estaba su mobiliario”, y de ahí pasó al suyo. Una vez en su piso, se da cuenta de que había gente en el salón. El hombre, según se recoge en el documento, les recrimina que qué hacían allí, “a lo que los moradores de la vivienda responden de forma violenta iniciando una agresión”. “Uno de ellos rompe una botella de cristal con la que propinó varios golpes en el cuerpo y la cabeza del denunciante mientras forcejeaba”. El herido señaló que los agresores “eran tres varones presuntamente de nacionalidad marroquí” y, a preguntas de los agentes del Instituto Armado, aseguró que podía identificar a quien le atacó con la botella. La víctima añadió que solo se defendió empujando y que en ningún momento utilizó ni objeto ni arma.

Los vecinos de la urbanización apuntaron que, hace algo más de un mes, okuparon la vivienda situada al lado de la del ciudadano inglés, un inmueble que pertenece a una persona con la que no se ha podido contactar. “Pensamos que saltaron por el balcón a la vivienda de Michael, pero lo que más nos chocó fue que incluso habían instalado una alarma. Llamamos a la empresa de seguridad para explicarle que ese domicilio había sido okupado y nos dijeron que no nos preocupásemos porque no estaba operativa. ¿Si han venido a instalarla, por qué no la van a conectar?”.

“No van a hacer nada”

El propietario, tras consumarse la agresión, “fue a la garita de control de acceso que hay a la entrada del complejo para pedir auxilio”. Llamaron a los servicios sanitarios, así como a la Policía Local y a la Guardia Civil. Al lugar se desplazó una ambulancia y agentes de ambos cuerpos. “Fueron hasta la vivienda y al parecer hablaron con los okupas y estos les dijeron que tenían un contrato de alquiler”. Este, “evidentemente, era falso”, remarcaron los residentes, que no ocultaron su malestar porque los agentes no adoptaran alguna medida. “¡Había allí un hombre chorreado sangre y solo los identificaron!”, exclamaron indignados.

“Le dijeron que fuese a presentar una denuncia cuando fuese atendido por los médicos”, comentan los residentes. Michael fue trasladado al centro hospitalario marbellí, donde permaneció ingresado hasta que le dieron el alta durante la tarde del miércoles. Después buscó un hotel en la localidad y está tratando de asesorarse jurídicamente para ver cómo recuperar una vivienda a la que se iba a trasladar en las próximas semanas para pasar las vacaciones junto a su familia.

El agredido, que regresó el viernes a Inglaterra, confiesa que no sabe si regresará al municipio porque tiene miedo por su familia

Mike “está mal de ánimo”. “Siente una mezcla de arrepentimiento y susto. Se arrepiente porque actuó sin pensar y piensa que ha puesto a su familia en peligro”. “Tiene miedo de cruzarse con los okupas por la calle y que los agredan”, señaló una persona que lo ha acompañado estos días, y que añadió que “confirmó a sus seres queridos que la casa estaba okupada, pero no les dijo que le habían pegado”.

El hombre prefería contárselo en persona para no preocuparlos y este viernes tomó un avión de regreso a Inglaterra. Según contó, quería “tomar un poco de aire” y analizar la situación, porque los agentes le advirtieron que podía ser denunciado por los okupas por entrar en su casa. A su salida del cuartel, tras poner la denuncia, confesó: “Sé lo que va a pasar, no van a hacer nada”. Y seguidamente afirmó que “no sé si voy a volver a Manilva”.

Fuentes de la comunidad de propietarios señalaron que este es el tercer domicilio que se okupa y no ocultan su preocupación por el hecho de que las personas que los han allanado “hasta disponen de mandos a distancia de los garajes”. Una circunstancia que hace pensar a los vecinos afectados que detrás de estos sucesos pueda estar un grupo organizado dedicado a esta actividad delictiva.

Los okupas, según señalan, enturbian la convivencia porque “son ruidosos” y molestan al resto de residentes. Además, explicaron que los agentes que intervinieron en la agresión localizaron de un terreno anexo un extraño paquete que supuestamente fue arrojado desde la casa allanada.

Empresas de desokupación se ofrecen gratis

Dos empresas de desokupación, una que opera por la zona Antiokupasgroup y la empresa más grande a nivel nacional Desokupa de Daniel Esteve, se han ofrecido a Mike para solucionarle el problema gratuitamente y de manera rápida ante los resquicios legales existentes que podrían demorar legalmente la desokupación de la vivienda meses o incluso años.

 

Diseño Web Manilva
Fuente:Pablo D. Almoguera - El Confidencial
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