EL pasado martes se reunía en Madrid, a petición del sector crítico de IU, Izquierda Abierta, la dirección federal de esta organización para discernir si la candidata a la Alcaldía de Manilva, Antonia Muñoz, y el cabeza de lista de la coalición por Sevilla, Antonio Rodrigo Torrijos, incurrían en alguno de los supuestos contemplados en el código ético con el que se dotó, hace escasas fechas, la propia Izquierda Unida y que impediría a ambos concurrir a los comicios del 22-M.
El sector mayoritario de la dirección, como era previsible, no vio la viga en el ojo propio aunque no cese en denunciar la paja en el ajeno, y haciendo una interpretación sui generis de sus propias normas acordó que los dos candidatos citados podían proseguir en la liza electoral. En el caso concreto del procedimiento judicial abierto a la regidora de Manilva, en el que podría haber novedades en los próximos días, se estimó que al tener firmada y en poder de la dirección una carta de dimisión sin fecha, esta se haría efectiva en el supuesto de que su situación procesal sufriera alguna modificación.
Una resolución que pone en un brete a la responsable de Política Municipal de IU, Encarnación Paéz, que ocupa también la vicepresidencia de la Diputación y la Alcaldía de Villanueva de Tapia, ya que hace ahora 15 días anunció a bombo y platillo su intención de abandonar sus cargos orgánicos si sus compañeros no eran apeados de las listas. Ayer mismo, Paéz confirmaba que posponía su decisión hasta después de la jornada electoral con la intención de poder seguir trabajando, a petición de sus compañeros críticos, en la implantación de planteamientos éticos ejemplarizantes, aunque insistió en advertir que su concepción de la política y de lo público la obligaba a ser coherente con sus planteamientos personales.
Fuente: Malaga Hoy