630 kilos de hachís y 28 detenidos, nueve de ellos en Málaga, además de en Cádiz, Almería y Galicia, de una red criminal que traficaba con hachís desde Marruecos y que ha resultado desarticulada en una operación conjunta de la Policía Nacional y de la Guardia Civil. Once detenidos y 425 kilos de cogollos de mariguana intervenidos en otra operación policial que ha desarticulado una red serbio-ucraniana afincanda en la costa malagueña. Son solo dos ejemplos de operaciones que se conocían a principio de esta semana.
Se informa de varias a la semana continuamente desde hace meses y es que, cuerpos policiales y Fiscalía Antidroga de Málaga constatan a RTVE los efectos de la presión policial del Plan Especial del Campo de Gibraltar: “El efecto globo se ha notado. Aquí siempre ha habido narcotráfico, pero sí que es verdad que el narcotráfico que había en Málaga es algo diferente al que se ha visto en el Campo de Gibraltar. Pero ahora se ha visto incrementado por esa presión que tenemos allí. Aumentan los alijos, aumentan los transportes, los go fast…”, afirma el teniente Valadés, jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Málaga.
Las cifras lo avalan. La Memoria de la Fiscalía de 2020 habla de un 12% más de procedimientos judiciales incoados en Málaga por narcotráfico.
Y el Ministerio del Interior contabiliza 2.915 detenidos por narcotráfico y crimen organizado en la provincia de Málaga y 53.476 kilos de droga incautada -principalmente hachís, seguida de marihuana y cocaína- de enero a noviembre de 2020, son cifras alrededor de un 3% superiores al año completo anterior y pese a la pandemia. Y en apenas cuatro meses y medio de lo que va de 2021, solo la Policía Nacional ha desmantelado 32 grupos organizados en la Costa del Sol -en todo 2018 fueron 60-. La respuesta del Ministerio del Interior en julio pasado fue extender el Plan Gibraltar a las provincias limítrofes con mayores recursos.
Costa del Sol, paraíso de los capos internacionales
Pero, aunque ahora haya más alijos que descargan en las playas malagueñas, se fabriquen ‘narcolanchas’ e incluso se incautara en marzo pasado en una nave del interior de la provincia el primer ‘narcosubmarino’ fabricado en Europa preparado para transportar hasta dos toneladas de droga, la Costa del Sol siempre ha sido refugio de los capos internacionales de la droga.
“La Costa del Sol tiene una serie de componentes fundamentales para el desarrollo de esta actividad delictiva: la cercanía con África, concretamente con Marruecos, la cercanía con Gibraltar, el contar con buenos puertos como el de Algeciras o el de Málaga, infraestructuras como el aeropuerto de Málaga y que en la Costa del Sol se vive bien. Tenemos colonias de toda Europa viviendo todo el año y entre ellas también tenemos ciudadanos extranjeros que se dedican al negocio del narcotráfico que aprovechan el anonimato” apunta como claves el jefe de la UDYCO de la Policía Nacional de Málaga, el inspector jefe Antonio Rodríguez Puertas.
“No solo por la calidad de vida que hay en la Costa del Sol, sino también por la existencia de numerosísimas urbanizaciones de lujo en la zona norte de Marbella o de Estepona, donde uno disfruta de un aislamiento y soledad importante, hace que a gran mayoría de los grandes clanes europeos e internacionales del tráfico adquieran y se instalen en viviendas desde las que dirigen toda su operativa”, añade el fiscal antidroga de Málaga, Fernando Bentabol.
Mientras que en el Campo de Gibraltar entre un 80 y 90% de los narcos son “autóctonos”, muchos de ellos pertenecientes a clanes familiares, en la Costa del Sol hay grupos criminales irlandeses, nórdicos, holandeses, británicos, italianos, rusos… y así hasta cualquier nacionalidad europea imaginable.
“Eso es como intentar contar la arena de la playa“
Pero, si preguntamos cuántos podrían estar operando en la provincia de Málaga, la respuesta de los encargados de combatirlos es muy gráfica: “Eso es como intentar contar la arena de la playa”, dice el teniente Valadés; mientras que el fiscal Bentabol asegura que es “incontable” y que las que conocemos “son la vigésima parte tirando muy por arriba, incluso la centésima”.
Esto implica una cooperación constante con las policías europeas entre las que la española goza del máximo prestigio, pues habitualmente suelen llevar el peso de las operaciones como puerta de entrada de la droga hacia el resto de Europa.
Ajustes de cuentas cada vez más violentos
Estos numerosos grupos internacionales rivalizan cada vez más por el pastel del narcotráfico recurriendo a los denominados vuelcos -así es como se conoce en el argot policial el robo de droga entre organizaciones criminales-. Aunque en esto ha tenido cierta influencia el incremento de la presión policial, que conlleva mayores incautaciones, en muchas ocasiones estos vuelcos obedecen a que ciertos narcos ven “más sencillo” robar a otro narco que hacer todo la labor, lo que conlleva además un empleo de violencia, señala el jefe de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Málaga.
De hecho, en su opinión, el “paraíso” que para los narcos era la Costa del Sol “se rompió cuando empezaron a atacarse unos a otros”.
Una violencia que también salpica a las fuerzas policiales porque se da la circunstancia de que en muchos de estos vuelcos, las mafias del narcotráfico utilizan uniformes para hacerse pasar por alguno de los cuerpos policiales, lo que “genera un plus de peligrosidad en nuestras actuaciones porque dudan de que seamos fuerzas de seguridad”, subraya Valadés.
Estos ajustes de cuentas entre organizaciones criminales, además de más violentos, se han tornado cada vez en más llamativos. Como el del narco Maradona, tiroteado en 2018 a la salida de la iglesia tras la comunión de su hijo en San Pedro Alcántara, para que “todos se apercibieran de que el que la hace, la paga”, apunta el fiscal. O incluso casos de ‘narcoterrorismo’, con el uso de artefactos explosivos a modo de advertencia, sobre todo en 2018, cuando una organización sueca importaron a la Costa del Sol este método, habitual en Suecia “para intimidar y matar”, explica el jefe de la UDYCO en Málaga.
Rodríguez Puertas achaca esa escalada de la violencia en los ajustes de cuenta a que los nuevos ‘narcos’ de la Costa del Sol son “terceras generaciones, líderes muy jóvenes y que quieren ascender muy rápido en la pirámide delincuencial y que llevan la violencia en su ADN”.
Existen incluso grupos de sicarios que trabajan a sueldo para cualquier organización para realizar estos ajustes de cuentas y una vez realizados, -sobre todo mediante el ajuste de cuentas tradicional de tiro con arma corta o subfusil de asalto- huyen a su país tras cometer el crimen.
Pero también la Policía Nacional de Málaga, que ya fue pionera en 1976 con la creación de lo que ahora es la UDYCO, ha creado un grupo específico con agentes especializados en narcotráfico y homicidios par
a combatir estos ajustes de cuentas con buenos resultados: en 2019 hubo 25 asesinatos consumados achacables en su mayoría al crimen organizado y en 2020, fueron siete.
Necesidad de recursos en la investigación
El Plan Especial del Campo de Gibraltar contempla un incremento de recursos que la Fiscalía Antidroga también reclama para Málaga. Solo Bentabol está dedicado a tiempo completo al narcotráfico -“y necesitaría al menos tres o cuatro fiscales más a tiempo completo”- en investigaciones que cada vez se tornan más largas y complejas, lo que da lugar a la puesta en libertad de investigados con alta probabilidad de reiniciar la actividad delictiva, o a que puedan producirse defectos de forma que den al traste con largas investigaciones.
Esa complejidad se produce especialmente en la investigación de la financiación de estos grupos criminales, a los que resulta vital cortarles las vías de financiación, y que ahora recurren también a las criptomonedas para blanquear. “Ahora mismo es bastante complejo poder hacer un seguimiento porque sobre todo los accesos a los monederos que existen en criptomonedas están muy, muy controlados, aparte de que muchos de ellos se encuentran en la ‘deep web’, por lo en la que la investigación de la policía se torna básicamente imposible”, explica Bentabol.
Y es que la capacidad de ingenio de los ‘narcos’ no tiene límites y lo usan por supuesto también para ocultar la droga. “Cuando hablamos sobre todo de drogas sintéticas, como la cocaína o la heroína, tienen auténticos cracks para introducirlas y ponen droga en objetos de uso común que no te podrías imaginar. Yo lo he visto en camisas, lo he visto en langostinos hechos de cocaína… productos, que, como no tengas un perro que huela la droga, tú no sabes que eso es droga”, afirma Bentabol.
También piden medios, en concreto un puesto principal de la Guardia Civil abierto 24 horas, alcaldes como el de Manilva, el último municipio malagueño limítrofe con el Campo de Gibratlar, donde han arribado ‘narcolanchas’ o incluso se han producido persecuciones de estas con helicópteros, como ha ocurrido en puntos de Estepona e incluso Marbella.
Mario Jiménez es uno de los pocos regidores de la Costa del Sol que se atreve a verbalizar públicamente la preocupación: “No es plato de buen gusto para nadie, sobre todo ahora con las redes sociales, pues ver desembarcos, cargas de gasolina… Y es verdad que hoy en día no es solo un problema de Manilva, sino que se está viendo en otras localidades limítrofes (…). Se está dando una imagen de Manilva que no es la que debe ser, aunque yo tampoco quiero dramatizar porque son casos puntuales“, defiende el regidor manilveño.
Con más o menos medios, el mensaje de la policía a los narcos es claro: “Nosotros vamos a seguir. No damos un paso atrás”, afirma el responsable de la Guardia Civil.
“Nosotros estamos aquí y no vamos a dejar de trabajar y evitar que se asienten. O se van, o van a prisión”, añade Rodríguez Puertas.