Los baños de la Hedionda.
Su estructura demuestra su origen romano. En un primer vistazo desde la zona alta, se observa la bóbeda principal y el recinto cerrado de unos 5 por 6 metros. Al asomarnos a su interior nos encontramos a la derecha una salida con una escalera de obra. A la izquierda nos encontramos con un dos arcos de medio punto cerrados por la pared. Al frente una galeria de medio cañón que se va oscureciendo conforme nos adentramos en ella que nos lleva al nacimiento.
La Leyenda
Hacia el año 61 antes de Cristo, las legiones de Julio César acampaban por estas zonas y eran preparados para atacar a las tropas de Pompeyo. Algo impedía que estos soldados rindieran al cien por cien, la sarna mermaba la atención de los soldados y era muy complicada su cura por estar continuamente intercambiando ropa y dormir en el mismo lugar, aparentemente no había alivio posible. El malestar iba en aumento pero un campamento que se situó junto al río, comprobó que esos picores desaparecían tras el baño en sus aguas turbias un poco extrañas ya que desprendían un fuerte y desagradable olor a huevos podridos resultante de la cantidad de azufre y hierro que contienen.Tras comprobar el verdadero poder curativo de esta agua del rio de Manilva, el emperador Julio Cesar mandó a construir las termas, tras curarse de esta enfermedad.
Esta es la leyenda que más peso tiene y la que ha continuado con el paso de los años. Es por ello que cientos de visitantes acuden cada año a bañarse en estas aguas curativas típicas por el olor que desprende al acercarse a la zona.
Indicaciones de uso:
Pero, ¿cómo se pueden aprovechar al máximo las propiedades de este balneario natural? Los lugareños se conocen al dedillo el pequeño ritual a seguir. Recomiendan darse un baño, ya sea en el interior de las termas o en el cauce del río, para después aplicarse una capa del barro verdoso de la ribera sobre todo el cuerpo, e incluso por el cabello, eso si, no rascar el barro de entre las piedras del interior de las termas ya que con el paso de los años su estructura puede verse debilitada.
Una vez hecho esto, y si se consigue soportar el olor, habrá que dejar que el sol seque el barro hasta que empiece a cuartearse y para ello podemos acomodarnos en los asientos del exterior de la terma. Cuando esté bien seco, un baño en el río será la mejor forma de terminar este tratamiento de belleza que según dicen, es el más barato y eficaz que hay en el mercado.
Otros datos
Quienes conocen la zona saben que este lugar, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC), no es sólo un atractivo de verano. Otra de las curiosidades de los baños de la Hedionda es la temperatura del agua; tanto en invierno como en verano se mantiene a unos 18 grados, ya que la Sierra de la Utrera no sólo emana aguas sulfurosas, sino también calientes.
La importancia histórica de esta zona, nos viene dada por el recinto balneario, inicialmente romano en su captación y adaptación al uso de la fuente, Por las variaciones de los niveles del caudal del rio, ha sufrido algunas modificaciones árabes que retocaron su estructura y ampliaron los muros y las canalizaciones existentes que fueron sacadas a la luz en la última intervención arqueológica a inicios de los años 90.
Todo un descubrimiento imperial, que aunque fuera por casualidad, ha conseguido sobrevivir al progreso para llegar convertirse en un regalo de valor incalculable para nuestro municipio y que se encuentra en un estado de dejadez y de uso público con desconocimiento de la importancia de estos baños, por lo que es normal encontrarse pintadas y actos vandálicos en ellos.